Marta Sanchis
Marta Sanchis Fontalba
Crecí en una casa donde el arte era algo que se vivía, estaba presente para quien sabía verlo en todas sus formas. Mi madre estudió cerámica y en las paredes, los pinceles dejaban huellas de su mundo interior. En las sobremesas, la voz pausada de mi abuelo recitaba poesía y mi abuela, cosía como quien escribe cartas de amor con hilo y aguja. Todo lo que sé sobre cine, llegó de la mano de mi padre. Y las estanterías siempre han estado repletas de libros y fotografías que nos recordaran quienes somos.
Mis padres, ambos psicólogos, nos enseñaron desde siempre a mirar hacia dentro, a reconocer las emociones, a darles espacio. En este entorno aprendí que sentir es un arte en sí mismo, y que lo que no se dice, se puede dibujar, bailar, escribir y transformar. Así descubrí que mi forma de canalizar el mundo era a través de la expresión artística.
Con apenas tres años decidí que quería bailar ballet, una disciplina que me familiarizó con la constancia, el compromiso y la cultura del esfuerzo. Pero no tardé demasiado en interesarme por las artes plásticas. Desde siempre me ha interesado profundamente la historia del arte y del diseño. Creo que para innovar con sentido es imprescindible conocer el camino recorrido, entender quiénes nos precedieron y de dónde venimos. Esa mirada hacia atrás me permite proyectarme con mayor claridad hacia adelante.
Estudié Diseño de Moda en la EASD de Valencia, una etapa en la que mi creatividad encontró terreno fértil. Allí no solo aprendí técnica, sino también a mirar el diseño como una conversación entre disciplinas. Esta experiencia me abrió la mente, me aportó nuevas herramientas y me ayudó a entender el arte desde una mirada más transversal.
Aunque me considero profundamente arraigada a mi hogar y a la cultura mediterránea, viajar es otra de mis pasiones. Me inspira conocer otras formas de vida, sabores, paisajes y costumbres. Todo aquello de lo que me rodeo alimenta mi mirada artística. En lo cotidiano, en las personas, ahí es donde encuentro mis mayores fuentes de inspiración. Conocer nuevas culturas y ver el mundo desde diferentes perspectivas me ayuda a ampliar la mirada con la que abordo mis proyectos.
Otro de mis puntos fuertes es la empatía, siento lo propio y lo ajeno. Con el tiempo he aprendido a llevar esta cualidad a mi trabajo, pues no solo forma parte de mi carácter, sino que también se ha convertido en una herramienta fundamental en mi proceso creativo. Me interesa conectar con las personas desde lo auténtico, sin importar el tema que trate, y creo que esa conexión solo es posible cuando una obra nace desde la honestidad.
Hoy, sigo explorando, aprendiendo y creando, con la certeza de que el arte no solo es una forma de expresión, sino también un puente entre lo íntimo y lo colectivo.